Nuestra experiencia de canto prenatal con Esther puede resumirse en dos palabras: amor y conexión. Poder utilizar el recurso de la voz, tan poderoso, durante el embarazo y el parto incrementó nuestro amor como pareja y el de los dos hacia nuestra hija, aún por nacer. Al finalizar las sesiones nos sentíamos protegidos por esa burbuja sonora y amorosa que habíamos creado. 

Nos permitió parar y tomar conciencia del maravilloso momento que estábamos viviendo a través de los sonidos, las canciones, la vibración… y nos conectó con algo profundo, tejiendo una red de los dos con ella que nos acompañó ya hasta su nacimiento.
 
Como mujer, redescubrí el poder de mi voz como vehículo de introspección, de unión con mi bebé, a mi compañero le brindó la oportunidad de sentir que, a través de su voz, él también podía conectarse e interactuar con su hija aún en mi vientre, y los dos como pareja nos llenamos del amor que nos unió en el pasado y alimenta nuestra familia hoy.

Gloria, Javier y Famara.

¡Bien hecho!